El asma infantil consiste en la inflamación de las vías respiratorias que provoca la reducción del caudal de aire que puede pasar por ellas, provocando dificultades para respirar. Es una de las causas más frecuentes de hospitalización en los niños, así como de absentismo escolar.
Según un estudio de la Universidad George Washington publicado en enero en The Lancet Planetary Health, casi dos millones de infantes desarrollan esta enfermedad debido a la respiración continuada de aire contaminado por el tráfico. En esta investigación realizada por Susan C Anenberg, Arash Mohegh, Daniel L Goldberg, Katrin Burkart, Perry Hystad, Andrew Larkin, Sarah Wozniak y Lok Lamsal, se estudiaron las concentraciones de dióxido de nitrógeno (NO2) relacionadas con el tráfico en más de 13000 ciudades, desde Los Ángeles hasta Bombay, y realizaron un seguimiento de los nuevos casos de asma en niños entre 2000 y 2019.
Los investigadores descubrieron que de los 1,85 millones de nuevos casos de asma estimados atribuidos al NO2, 2/3 se produjeron en zonas urbanas. En cambio, se descubrió que los casos de asma en áreas urbanas habían disminuido en los últimos años. Los investigadores lo atribuyen a las regulaciones cada vez más estrictas en cuanto a emisiones en los países más desarrollados.
En el estudio se destacó que la contaminación del aire ha aumentado en el sur de Asia, el África subsahariana y Oriente Medio, por lo que el riesgo de que los niños desarrollen asma sería mayor, siendo un grave problema la desventaja social en infantes.
Susan Anenberg, coautora del estudio, comentó que "reducir el transporte impulsado por combustibles fósiles puede ayudar a los niños y a los adultos a respirar mejor y puede reportar grandes beneficios para la salud, como un menor número de casos de asma pediátrica y de muertes. Al mismo tiempo, también se reducirían las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que conduciría a un clima más saludable".
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