En la actualidad, existen diferentes investigaciones emergentes que sugieren que la exposición a elevados niveles de contaminación del aire en momentos críticos del ciclo vital es perjudicial para la salud cerebral, provocando deterioro cognitivo y demencia. Las políticas existentes para hacer frente a la contaminación del aire en favor de una mejora de la salud general se centran en sus impactos en la salud cardiopulmonar y respiratoria, por lo que es necesario ampliar su campo de actuación hacia el impacto que supone en otras áreas de salud, como la mental.
En este sentido se ha creado el proyecto InSPIRE (https://www.inspireairbrain.org), que consiste en un consorcio británico de política e investigación dedicado a mitigar el impacto de la contaminación atmosférica en la salud cerebral (incluida la función cognitiva, la salud mental y la demencia).
Estudio realizado en el marco del consorcio InSPIRE (Fuente: https://www.inspireairbrain.org)
El trabajo de este grupo se inició con una revisión bibliográfica actualizada sobre los efectos de la contaminación en la salud mental, que junto con el compromiso adquirido con diferentes organizaciones públicas y privadas, permitiera impulsar unas directrices de cambio. Tras el estudio, han elaborado una lista de 14 áreas estratégicas para la política de salud pública y calidad del aire consideradas prioritarias para reducir los efectos de la contaminación del aire en la salud del cerebro en la población mundial. Dichas áreas se distribuyeron en tres ámbitos políticos:
• Investigación y financiación, y el papel que desempeñan las personas y los lugares en la mitigación del impacto de la contaminación del aire en la salud del cerebro.
• Educación y concienciación mediante campañas para la inclusión de la contaminación del aire y la salud del cerebro en la sensibilización y atención a personas con demencia.
• Evaluación de políticas, haciendo hincapié en la necesidad de colaboración y participación de las partes interesadas en el establecimiento de las directrices para abordar los impactos de la contaminación del aire en la salud del cerebro.
En cada uno de los apartados, examinaron la influencia de las zonas de residencia de la población, la vulnerabilidad de grupos de población determinados, el desarrollo cognitivo en las primeras etapas de la vida, y la demencia y el deterioro cognitivo en las etapas finales. Las áreas prioritarias se centraron en los efectos de la contaminación del aire interior y en la necesidad de aumentar la concienciación en las escuelas, mejorar la vigilancia de la salud cerebral y aumentar las campañas de salud pública dirigidas a las enfermedades cerebrales.
Según los investigadores participantes, el siguiente paso del proyecto debe encaminarse a la implantación de las acciones políticas propuestas, en conjunción con el desarrollo de las evidencias científicas que las apoyen.
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