Un grupo de investigación de la Universidad James Madison (Virginia, USA) ha realizado un estudio en el que han podido determinar que una mayor concentración de partículas finas y otras sustancias contaminantes en el aire inciden directamente en la fuerza de las tormentas eléctricas, aumentando la frecuencia de rayos y relámpagos durante las mismas.
En el estudio, publicado en la revista Atmospheric Research, los investigadores han analizado durante 12 años datos provenientes de más de 500.000 tormentas eléctricas producidas en Washington DC (200.000 tormentas) y Kansas City (300.000 tormentas). Para ello, analizaron los niveles horarios de partículas PM2,5 y PM10 en el ambiente y las compararon con la actividad de las tormentas eléctricas y otros datos meteorológicos (temperatura y humedad), concluyendo que la concentración de las partículas tiene una influencia superior en el fenómeno que la del tamaño.
Trío de rayos tierra a nube (rayo paraguas) fotografiados el 20 de mayo de 2017 en Oklahoma City (USA). Fuente: Max Olson.
El equipo de científicos explica en el artículo que “la contaminación actúa como núcleos de nubes ascendentes y descendentes”, de forma que “la corriente ascendente traslada las partículas a la nube, donde la corriente ascendente y la descendente separan las partículas contaminantes, dividiendo las cargas eléctricas en la nube y provocando así una mayor producción de rayos”. Además, pudieron establecer que el aumento de las tormentas eléctricas y los relámpagos debido a la contaminación del aire se produjo con las mismas características en las dos ciudades analizadas, siendo más comunes en los días jueves.
También observaron que cuanto mayor es la energía en la atmósfera, debido a la temperatura y la humedad, los niveles de contaminación del aire suponían una influencia mayor en el número de rayos, lo cual permite además mejorar la comprensión de cómo las fluctuaciones en la contaminación del aire pueden seguir modificando los patrones meteorológicos. A partir de la información recabada con este estudio, los científicos sugieren realizar el mismo análisis en otras zonas del planeta, para ver qué efecto tienen los aerosoles, y comparar zonas urbanas y rurales con diferentes niveles de contaminación del aire.
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