Es un hecho conocido que la exposición a una mala calidad del aire durante el embarazo y la infancia puede afectar negativamente al desarrollo del cerebro. Un estudio dirigido por el Instituto de Salud Global de Barcelona ha profundizado específicamente en los efectos del dióxido de nitrógeno, un contaminante emitido principalmente por el tráfico. En concreto, los investigadores encontraron que la exposición al dióxido de nitrógeno durante los dos primeros años de vida se asocia con una peor capacidad de atención en los niños, especialmente en los varones. Los investigadores utilizaron datos del Proyecto INMA, que se creó específicamente para estudiar los efectos de las exposiciones prenatales y tempranas a los contaminantes en el desarrollo de los niños.
Anne-Claire Binter, última autora del estudio, subraya que estos hallazgos confirman el impacto potencial del aumento de la contaminación atmosférica relacionada con el tráfico en el retraso en el desarrollo de la capacidad de atención, y destacan la importancia de seguir investigando los efectos a largo plazo de la contaminación atmosférica en los grupos de mayor edad.
El estudio sugiere que la primera infancia, hasta los 2 años, parece ser un período relevante para la implementación de medidas preventivas. Incluso un pequeño efecto a nivel individual, a partir de niveles relativamente bajos de exposición, puede tener grandes consecuencias a nivel poblacional. Por lo tanto, la exposición a la contaminación atmosférica relacionada con el tráfico es un factor determinante para la salud de las generaciones futuras.
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